“UNA PAUSA. Detente. Observa con todos tus sentidos tu respiración. Revisa tu postura para que sea gentil. Bienvenida. Bienvenido, esto es yoga. La invitación constante, la oportunidad para redescubrir, a partir del trabajo corporal y el manejo de atención, el flujo de la corriente de la vida. Afinar tus sentidos, estar en quietud, en la velocidad aparente, en cualquier ritmo, en el encuentro con otros y contigo mismo”. Aflojar las tensiones corporales, los nudos emotivos, las cadenas mentales.

Yoga es una vía vasta,
rica en herramientas al
servicio del ser humano
para que desarrolle su
potencialidad de manera
integral y gradual.

 

El yoga desarrolla las facultades de la persona, para que tenga experiencias finas, profundas y con ellas nutrirse, contemplando el proceso de digestión de estas experiencias; aprendiendo a discernir separando, resquebrajando;aprendiendo a asimilar tomando lo provechoso y finalmente, desechar lo que haría daño si se queda dentro, pues rige un respeto al ciclo vital tomar-soltar, que a su vez  aligera el transitar.

Cada vez resulta más popular la oferta de clases de yoga en los gimnasios, en las escuelas, en los  diferentes estudios. Es favorable que haya múltiples opciones y espacios para elegir. Sin embargo,  vale la pena hacer hincapié en la preparación que respalde al instructor o instructora a cargo. Esto  con el fin de evitar una dirección equivocada del yoga, cuando ésta queda únicamente en una de las puertas de entrada a nivel de ejercicio físico.

En el proceso de enseñanzaaprendizaje, la experiencia de aprender va transformándose (se puede visualizar a manera de pirámide como escalones en ascensión). Todo comienza con ‘los datos’ (la  materia prima), pertenece a los sentidos que nos permiten tener contacto con todo cuanto nos  rodea y establecer una comunicación de adentro hacia fuera y de afuera hacia dentro; son como las ventanas de nuestro cuerpo. Al organizar estos datos, esquematizarlos se convierte en información’,  donde ésta toma su lugar en la memoria, donde hay un registro dando comienzo el  estrato mental, a su vez cuando es aplicada para un tema en específico. Ir y utilizar el archivo seleccionado adecuado para la demanda del momento pasa a ser ‘conocimiento’, en el cual aquí se da el aprendizaje puesto que hay una aplicación. Hay un eslabón probable (el ‘entendimiento’) cuando comienza ‘a posteriori’ la  asimilación, el discernimiento de aquello que se vivió. Finalmente  cuando es paladeado y, lo más importante, atravesado mediante la experiencia es entonces  ‘sabiduría’, que viene de la palabra sabor, el néctar del proceso completo. Un gran yogui, el maestro José  Marcelli definió al yoga como “una experiencia, pero no cualquiera, sino que es la experiencia profunda del sí mismo”. Es necesario sentirla, vivirla, experimentarla. Desde la visión de la Gestalt,  la experiencia es el núcleo básico de la vida humana, está sucediendo a cada instante una sucesión interminable de ciclos. La manera en que se establece el contacto con el entorno y  consigo mismos. Bajo el esquema clásico del ciclo de la experiencia se identifican seis etapas sucesivas: reposo, sensación, darse cuenta, energización, acción y contacto.

Desde el ‘reposo’ se permanece en  estado pasivo. Hay cierta neutralidad y todo sucede frente a nosotros. Es cuando en esta aparente calma (pues el movimiento interno es permanente) algo toca  nuestros sentidos y jala nuestra atención, entramos entonces a la ‘sensación’, ese registro bajo los filtros y limitados umbrales de nuestros órganos sensoriales, comenzamos a involucrarnos; si a este momento le añadimos una revisión interna de lo que está aconteciendo ¿qué me pasa con  esto, qué pensamientos, qué emociones se activan? Entonces estamos en territorio del ‘darse cuenta’, percatarte de, tomar consciencia de y desde aquí elegir qué respuesta tener. Comienza a movilizarse la energía hacia la ‘acción’, un origen intencional de la reacción o ‘acción’ a realizar, concretando el manejo de la voluntad (eligiendo incluso tomar una dirección distinta a la que habitualmente se ha tenido), quizá rompiendo patrones, hábitos añejos, caducados. Ahora se da pie a la etapa final: el ‘contacto’, introspectivo hacia dentro y extrovertido hacia afuera; es decir, hay un  involucramiento completo de la persona, el ciclo termina y otra ya está emergiendo.

El yoga, si es una experiencia, podemos
considerarla también una ciencia
vital, con una metodología
precisa que armoniza al
individuo con su propia
naturaleza y luego con la que le
rodea hasta que no haya distinción
entre una y otra; dicho de forma
distinta, ‘vivir la experiencia del ser’.

 

Las posturas o ‘ásanas’ nos permiten activar y vitalizar todo el cuerpo físico, psíquico, mental y  espiritual; o sea, activar la energía propia del organismo en todos sus planos y utilizarla en las  diferentes funciones de la vida cotidiana; pero también aprender a usarla en actividades cada vez  más sutiles. Y el cuerpo humano, así sensible,  está dispuesto para actuar cada vez más bajo nuestra voluntad.

El reto para los instructores de yoga es estar capacitados en lo fundamental. Desde el aspecto técnico y teórico de este ‘milenario sistema actualizado a nuestros tiempos laico y universal’, al  mismo tiempo motivar al alumno para que tenga la práctica de su integración. Transmitir más que información y conocimiento, el sentido y la experiencia.

Percibe tu cuerpo justo en este instante. Respira, disfruta y desde esta conexión entonces puedes  colaborar, acompañar. Solamente venimos de paso a compartir un recorrido, un reconocimiento.

 

Por: Psic. Nohemí González Vega
Maestra Certificada por la Asociación Internacional Yoga Yoghismo
Especialidad en manejo de emociones por medio del yoga.
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