PARA QUIENES nos dedicamos al servicio de ayudar a los demás en lo clínico, espiritual y emocional, observamos cada vez una mayor necesidad de sanar nuestro corazón. Constantemente más conscientes de los efectos autodestructivos que las emociones negativas nos dejan, como la rabia, los celos, envidia, culpa, soledad, tristeza… no deben tener ya cabida en nuestra vida. La Sanidad Interior es un proceso que podemos echar a andar si lo decidimos. El crecimiento y la sanidad son nuestra responsabilidad.

Pero, ¿cómo nos sanamos interiormente?
La sanidad es un autodescubrimiento continuo, examinarnos a nosotros mismos nos permite tener plena conciencia de los conflictos de carácter, miedos, incomodidades, inseguridades y limitaciones; y es ahí donde se encuentran nuestras áreas de oportunidad y expansión, para liberar al verdadero ser que tenemos dentro, el magnífi co ser que puede llegar a otro nivel de crecimiento, para culminar en la cima montañosa.

Nos sanamos permitiendo el flujo y la expresión de nuestros sentimientos, sin necesidad de lastimar u ofender a otros, con la finalidad de reconocer lo que en realidad sentimos y pensamos; al expresarlo, desahogamos todo lo que hay en nuestro interior y siempre acompañados nos sentimos, cuando elijamos a alguien que sabemos nos comprenderá y empatía brindará.

Nos sanamos, por supuesto, viviendo el valor del perdón, brindándolo a los demás y a nosotros mismos.

Por otra parte, un concepto muy interesante alrededor de este tema es la “catarsis”, la cual es un proceso de purificación a nivel corporal, emocional, espiritual y mental; una forma de limpiar el alma. La palabra proviene del término griego kátharsis, que significa purificación.

Y es (catarsis) la expresión de las emociones ligadas a un recuerdo o trauma,
generando un desbloqueo de la emoción o del recuerdo, permitiendo a la persona
entenderlas y poder expresarse, hablar y compartir de manera amplia y fluida
sobre esa experiencia.

Hoy en día existen técnicas y herramientas que nos ayudan a sacar esas emociones que nos perturban, y lo más indicado es que estas técnicas las aplique un profesional de la salud, psicoterapeuta o analista calificado.

Posteriormente, damos un suspiro profundo y nos enfocamos en recuperarnos. Dentro del proceso psicoterapeútico, sugiero se haga una lista de las cosas que uno necesita hacer todos los días para llegar a esa pronta recuperación del alma, del
corazón y cuerpo. Algunos ejemplos podrían ser:

• Meditar (o respiración profunda).
• Hacer ejercicio.
• Salir con alguna amistad.
• Practicar alguna terapia ocupacional (tejer, manualidades, aprender algo nuevo).
• Desarrollar y alimentar nuestra espiritualidad.
• Masaje anti-estrés.
• Nadar.
• Mover con un nuevo orden los muebles de tu casa o recámara.
• Cambiar tu imagen.
• Ir a la Iglesia y reconectarte con Dios.
• Hablar con personas que pasan por dificultades similares, terapia grupal, etc.
• Acampar, conectarte con la naturaleza (y tal vez, abrazar un árbol).
• Leer libros de superación personal.
• Leer y meditar la Biblia u otro libro de interés religioso o espiritual.

 

Sólo tú puedes saber lo que te hará sentir mejor, haz tu propia lista. En el libro “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo”, la autora exhorta a reflexionar sobre cuáles son nuestras principales heridas: el rechazo, abandono, humillación, injusticia y traición; todos tenemos algo que sanar. Cada uno es producto de una historia (fuimos niños, adolescentes, jóvenes), y tuvimos un libreto para escribirla a través de actos, pensamientos y decisiones; o, donde otros lo hicieron en nuestro lugar.

Nuestra Sanación Interior es para todos los días, en el cual tomamos la decisión de enfrentar la realidad, superarla y seguir adelante.

Una vez escuché que “el desierto se hizo para cruzar, no para vivir”, equivaliendo a nuestros momentos menos agradables; las heridas están ahí para aprender, ser curadas y crecer a través de ellas (no para siempre ser víctimas). Si es necesario pedir ayuda, hazlo y de preferencia busca a alguien que te recomienden.

Liberar las toxinas emocionales, espirituales y físicas es el mejor regalo que podemos darnos.

Mantener, atraer y recuperar la tranquilidad es el mejor bálsamo. Por último, procura que cada mañana tengas claro qué acción te dará paz interior, sin importar lo que haya alrededor. Con la práctica, en poco tiempo sentirás que has dado nuevos
hábitos, y armónicos, en tu vida.

Por: Psic. Claudia Esparza García
FB: Psic. Claudia Esparza