Estar sin usar un dispositivo electrónico en estos días es casi imposible. Nos levantamos y acostamos viendo una pantalla: la luz que emiten nuestros teléfonos inteligentes, tabletas, portátiles, TV plana y monitores. Se le llama luz azul de alta energía.

Los estudios en varias universidades afirman que a mayor tiempo de uso de estas pantallas, mayor es nuestro riesgo de tener fatiga visual digital, que incluye síntomas como: visión borrosa, dificultad para enfocar, ojos secos e irritados, dolores de cabeza, dolor de cuello espalda y hombros.

Según los médicos, la fatiga visual digital ha superado el síndrome del túnel carpiano como el problema número uno en el uso de la computadora.


Uno de los síntomas más comunes es tener los ojos secos. Debido al prolongado enfoque en una pantalla digital, dejamos de parpadear, evitando que el ojo se lubrique.

Soy un fiel creyente que la tecnología es una herramienta muy necesaria para mi trabajo, pero estoy consciente que el abuso del tiempo con el que la utilizamos, puede resultar en daños a nuestra salud. He experimentado
de vez en cuando alguno de los síntomas antes mencionados, y si no los atendemos a tiempo pueden convertirse en crónicos.

La luz azul también es la que irradia el sol (así es como el cielo adquiere su color azul). De alguna manera esta luz es benéfica, ya que nos mantiene alertas, ayuda a la memoria, a las funciones cognitivas y eleva nuestros estados de ánimo; además de regular nuestro ritmo circadiano, que es el ciclo natural del cuerpo durante el sueño, puesto que es ahí donde se regenera y desintoxica.

Los expertos recomiendan que dejemos de ver toda pantalla digital, incluyendo la TV, por lo menos de 2 a 3 horas antes de ir a dormir, para que nuestro ciclo de sueño no sea interrumpido.

Cuando utilizamos estas pantallas digitales en la noche, la luz azul descontrola nuestro cerebro, haciéndolo creer que todavía es de día,
provocando que se suprima la producción de melatonina, además de retrasar el sueño reparador significativamente

Los filtros naturales de nuestros ojos no proveen la suficiente protección contra los rayos de luz azul. La exposición prolongada a esta luz puede causar daño a la retina y contribuir a la degeneración macular, lo que lleva a la perdida de la visión.

La fatiga visual digital no afecta sólo a los adultos. Los niños también están en riesgo, debido al incremento del uso de estos dispositivos digitales. Antes de los 10 años, los ojos no están totalmente desarrollados.

El cristalino de los ojos y la córnea son en la mayor parte transparentes, y al ser sobreexpuestos a la luz azul, no es muy bueno.

Teniendo en cuenta estas recomendaciones, podremos cuidar nuestros ojos y estar seguros que estarán más sanos por mucho tiempo.

 


Por: Martín Chávez López
Licenciado en Informática
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