Los límites personales son guías, reglas o restricciones que la gente
crea para sentirse segura, además para honrar sus valores y su integridad.

Estos límites posibilitan la interacción entre personas sin traspasar espacios vitales. Entre dichos límites, se encuentran los físicos, emocionales, psicológicos, espirituales y energéticos. De acuerdo con Nina Brown, existen cuatro tipos de límites en los que es posible encasillar la conducta humana:

Blando: Esta persona se adapta a los límites de otros, muchas veces atentando contra su integridad; puede ser víctima de manipulación psicológica.

Esponjoso: Es una combinación del blando con el rígido.
No tienen claro qué dejar entrar y qué no.

Rígido: Se cierra muchas veces por algún trauma o experiencia pasada de abuso. En ocasiones sus límites son físicos y emocionales, con claridad
de mente. Es importante ser rígido en algunos límites.

Flexible: Es similar a los límites ya establecidos como rígidos. La diferencia es que quienes los adoptan, poseen más control y claridad
de lo que permiten entrar y lo que no. Son resistentes a la manipulación o al contagio emocional de otras personas y sus límites.

Nosotros enseñamos a las personas, ya sea de manera consciente o inconscientemente,  cómo deben tratarnos.

A lo que me refiero es que debemos ser claros a la hora de expresar y
comunicar nuestros límites, pues la gente no puede leer nuestra mente.
A nivel energético podemos aprender a establecer límites para que los demás respeten nuestro espacio vital y nuestras preferencias para relacionarnos.

La base de una buena conexión o relación es la honestidad, y así como aprendes a expresar tus deseos, también es importante articular tus límites.

Los límites pueden ser flexibles e ir cambiando según tus experiencias; desde que sabes quién eres, qué quieres, lo que te funciona en la vida y lo que no, comienzas a crear tus límites con tendencia rígida.
Por ejemplo, la violencia doméstica o el abuso verbal es uno de los límites rígidos que he mantenido desde niña. Este límite para mí no es flexible y seguirá así por el resto de mi vida. Un límite flexible es en la manera como saludo a la gente. Por ejemplo, en mi trabajo (en televisión) se estila y es más apropiado saludar de beso, pero en mi comunidad de tantra se acostumbra más un abrazo y me siento en un espacio seguro para hacerlo. Establece tus límites, comunícalos y honra quién eres.

Para más información consulta mi libro: Los colores del amor.

 

Por: Karina Velasco
Instituto Gourmet Natural
Instituto Integral de Nueva York
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