YOGA significa unión, esa unión de ver al ser humano de forma integral, atento a cada molécula de su cuerpo y, al mismo tiempo, uniéndolo al universo. Cada átomo, cada célula, son partícipes de la sincronicidad entre la respiración y el movimiento. De ahí colabora la flexibilidad, equilibrio y respiración, quienes generan en nuestro cuerpo un estado de consciencia, tranquilidad y serenidad.

El yoga nos permite conectar con
nuestro cuerpo, mente y emociones
a través de movimientos y una
respiración consciente, algo
que día a día, ya sea por
las actividades diarias
y rutinas, solemos
dejar a un lado.

La respiración es el único acto humano que las personas podemos hacer de forma completamente consciente o inconsciente, voluntaria o involuntariamente.  Y cuando respiramos no sólo absorbemos una mezcla de oxígeno, nitrógeno y argón también respiramos el prana, la fuerza vital del universo.

Prana proviene del sánscrito, que significa energía absoluta; se encuentra en todos los seres vivos.

Algunos sabios, como Vivekananda, lo define como “una manifestación del poder universal, indefinido y omnipresente”. Cuando nos hacemos conscientes de nuestra respiración, ahí mismo comenzamos a practicar yoga, estando al alcance lograr un equilibrio y flexibilidad que va más allá de algo físico.

La flexibilidad es de gran importancia para adaptarse al cambio. Posibilita un reencuentro con nosotros y evolucionar. El cambio es constante e inevitable, adaptarse representa salud y larga vida. La práctica constante en yoga nos enseña a dejar de resistir, ya que “lo que resiste, persiste”. Nos dice que un árbol flexible resiste tormentas y huracanes. Ser flexibles permite fluir en cada situación y actuar donde estemos.

La neurosis es resistirse a las experiencias, no aceptándolas y quejándonos de cómo se presentan en nuestra vida. Fluir es tomar las experiencias, tal como son, sin etiquetarlas de “bueno o malo”, simplemente mirar, darnos cuenta y continuar.

Con relación a las asanas y la flexibilidad, es necesario tener paciencia, escuchar nuestro cuerpo para saber si es momento de avanzar; estirar demasiado puede dañar o causar lesión. Preparar nuestro cuerpo a la flexibilidad forma caminos a nivel neuronal para llevarla a diferentes áreas de nuestra vida. Una persona flexible se nota en sus acciones.

Muy frecuentemente, el equilibrio se
desarrolla con la flexibilidad, al realizar
ajustes en nuestra vida y volvernos
personas más balanceadas. Recordemos
que en muchos lugares la enfermedad es
vista como resultado de un desequilibrio.

Permanecer en equilibrio durante la secuencia de asanas nos trae diferentes beneficios, como mayor concentración, utilización de ambos hemisferios cerebrales, respiración consciente y mejora del flujo sanguíneo. Además de esto, nos enseña a ser creativos, puesto que buscamos soluciones para continuar en el camino. ¡Imagina un mundo lleno de personas equilibradas!, sería maravilloso encontrar aquello en el mundo y en cada humano.
Por lo tanto, cada vez que pensemos en yoga, como en los beneficios que la práctica nos proporciona, respirar desde lo más profundo, escuchar nuestro cuerpo, tomar el mundo tal como viene, y el equilibrio llegara por añadidura. Y por último, recordemos ser agradecidos con la vida. Cada experiencia, cada acto, cada persona están en nuestra vida por alguna razón. ¡Encontremos esa razón!

Por: Psic. Laura Verónica Tlazola Villanueva
Vive Laura Veronica