EN LA FILOSOFÍA WALDORF se divide al ser humano por septenios y en  este primer artículo abordaremos el primer septenio, correspondiente al  jardín de niños o preescolar.

Este primer septenio abarca desde el nacimiento hasta los 7 años de vida,  un período de suma importancia en la constitución del ser humano, un momento en el que los pequeños empiezan a conocer el mundo al que han llegado. Es, definitivamente, una etapa de muchísimo aprendizaje en diferentes niveles.

El motor principal de los niños en esta etapa es la curiosidad. Si observamos a los pequeños podemos darnos cuenta de que son investigadores natos, constantemente experimentando, haciendo prueba y error; es la manera en la que van aprendiendo todo, desde caminar, tomar un vaso, conocer cómo camina un perrito, cómo se juega y para qué sirve tal o cual. Si esta curiosidad nata no se cuida, se va mermando con el transcurso de los años; en el momento cuando los niños pasan a la primaria cada vez suelen tener menos ganas de aprender; hasta que en la secundaria y preparatoria generalmente nos encontramos con adolescentes bastante apáticos y por
ende adultos indiferentes.

Es por ello desarrollo infantil1que en las escuelas Waldorf se propone cuidar esta curiosidad nata y favorecer la imaginación y creatividad, permitirles experimentar y aprender a través de la experiencia, es decir, el juego.

En esta atmósfera cálida, los niños desarrollan autoconfianza y seguridad. Pintar, cantar, contar historias, trabajar con barro, cultivar, cosechar, jardinería, teatro guiñol, juego de roles, hornear, manualidades, juegos, cuidar a los animales, la vermicomposta y el arte son parte del día a día en el jardín de infantes.

La imitación es otra de las maneras de aprendizaje en los niños de esta edad. Todo lo que está a su alrededor lo absorben y lo integran sin un filtro racional o consciente; es por ello que se trabaja en grupos integrados de niños más pequeños y mayorcitos, así los más chiquitos imitan a los mayores y estos a su vez se vuelven seres más pacientes, tolerantes y delicados.

desarrollo infantil4El niño no sólo los
sonidos del lenguaje
o los gestos de
los adultos,
sino también
las actitudes de
sus padres y de las
personas cercanas,
razón por la cual la
maestra o maestro también
debe ser “un ser” digno de imitar,
una persona congruente, amorosa
y respetuosa.

En la escuela se trabaja intensamente en la adquisición del lenguaje materno mediante teatrillos, cuentos, poemas y canciones, para que se conforme y fortalezca el órgano del habla y el pensamiento. Satisfacer prematuramente las demandas intelectuales que lo social (a veces por fuerza), privan al pequeño de la salud y la vitalidad que necesitará para su vida futura.

Empujarlo en esta edad
hacia la actividad intelectual,
termina a la larga
debilitando las capacidades
de juicio y de inteligencia
práctica.

Más bien, en el jardín de infancia se practican cotidianamente actividades artísticas y trabajos manuales con un sentido práctico y bello. De esta manera se va despertando la sensibilidad artística en un trabajo rutinario, y haciendo posible la fortificación de la voluntad del niño; con las manualidades se desarrollan habilidades dormidas que acercan al niño al conocimiento  directo del mundo y de sus contenidos.

Vivimos en una cultura de “fast-food” y queremos que todo sea rápido, que los bebés nazcan al instante, que dejen de tomar el pecho, que duerman toda la noche y solos, que dejen el pañal; que caminen y hablen rápido; que escriban y lean rápido; aparentemente con esto queremos que sean productivos de manera rápida; pero ¿para qué?

Es importante que nos
detengamos un momento y
hagamos conciencia del ritmo
vital que tenemos.

desarrollo infantil3La respiración sirve para esto y es importante, pues es un compás con momentos de expansión y contracción, que devuelve al presente. Por ello también es muy importante brindarles a los pequeños un ritmo en las actividades, con momentos de expansión y concentración, parecido al ritmo vital de la respiración; los ritmos de las actividades dan seguridad al niño.

Día tras día se repite la misma secuencia de actividades aunque variando los contenidos. Esto, junto con la periódica experimentación de las épocas del  año y con las fiestas importantes, es la forma más adecuada de introducir en el niño la vivencia del tiempo, así como también las actividades motrices ayudan a la adecuada ubicación de las dimensiones espaciales.

La meta de todo profesor  según Steiner (creador de esta pedagogía) es: “Despedesarrollo infantil2rtar las facultades individuales del niño para aprender a aprender”, es decir, para aprender a crear por sí mismo, a su ritmo, el propio conocimiento y que nunca pierda la ilusión, curiosidad y el interés por aprender.

Por: Psic. Uxune Hernández Zuazua
Coordinadora de Semillero Comunalidad Educativa Waldorf
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Semillero Comunalidad Educativa – Waldorf