Despertamos y empieza la rutina. Correr por las mañanas e irnos a la
escuela o trabajo. Si tenemos suerte desayunamos, y si no, probablemente el primer alimento que reciba nuestro organismo será algo rápido, como café; o tal vez algún otro alimento procesado que cumplirá con el objetivo de saciar nuestro apetito, pero no de nutrirnos.

Al llegar a casa botamos la ropa para el gimnasio con la que pretendíamos ejercitarnos y volvemos a dejarlo “para mañana”. Lo único que buscamos es llegar a la cocina y “premiarnos” por el día tan agotador con una deliciosa
cena de confort. Probablemente cereal azucarado, unas galletas, una comida fuerte y pesada. ¿por qué? Porque en todo el día no tuvimos la oportunidad de comer y queremos devorar la alacena completa.

Otras cuantas veces, previniendo esto, antes de llegar a casa nos desviamos por algún establecimiento de comida rápida para evitarnos la fatiga de cocinarnos algo. Y esto se convierte en el día a día, cada vez más
cansados, viendo como la báscula aumenta el número, los botones más ajustados; desanimados nos vemos al espejo y es cuando decididamente pensamos: “¡es tiempo de desintoxicarme!”.

Corremos a la computadora y buscamos dietas, jugos, licuados y remedios para ello. Pero empecemos por lo primero, el hígado.

Conozcamos un poco más sobre las más de 500 funciones vitales que este órgano realiza diariamente después de recibir la sangre del estómago e intestinos.

• Procesa la sangre, equilibrando y creando nutrimentos.

• Regula la mayoría de sustancias químicas de la sangre, depurando las sustancias tóxicas y nocivas para el organismo.

• Produce bilis, sustancia necesaria para la digestión de las grasas.

• Brinda resistencia a infecciones mediante factores de inmunidad y eliminación de bacterias.

• Regula la coagulación de la sangre. 

• Ayuda a la producción y balance de glucosa, colesterol, proteínas y hemoglobina.

¿Cómo empezar?
Lo mejor de todo es que la base de nuestro bienestar está en nuestras
manos y en las decisiones del día a día, al momento de elegir nuestros
alimentos y bebidas.

El primer paso es ser nuestra prioridad numero uno.

Si buscamos nuestro bienestar, todo lo que realicemos lo desempeñaremos de la mejor manera.

Por lo que empecemos a aplicar los siguientes pasos:

1.- Incluye 1 a 2 piezas de fruta altas en fibra, con cáscara todas las mañanas (como la manzana, la cual contiene propiedades favorables para el hígado). Los cítricos, tomate y aguacate son dos buenas opciones para incluir a lo largo del día, ya que promueven la producción de enzimas que actúan
en la desintoxicación y limpieza, gracias al efecto diurético de eliminación de sustancias a través de la orina.

2.-Agrega vegetales a cada comida y cenaprincipalmente espinacas, zanahoria, betabel, espárragos, hojas verdes (acelgas, kale o col rizada),
vegetales crucíferos (brócoli, repollo, berros, rábanos). Estos favorecen la regeneración hepática, desintoxicación de metales pesados, tóxinas del medio ambiente y carcinógenos.

3.- Nueces. Incluye una ¼ taza en algún snack o como complemento de algún platillo. Gracias al omega 3 que aporta, favorece una mejor
oxigenación y depuración del hígado.

4.- Té de cúrcuma, diente de león, verde 
e infusión de romero son bebidas que favorecen la producción de bilis, desinflaman y purifican el hígado y sus conductos.

5.- Agua natural, la base de cualquier limpieza en el organismo, ya que además de hidratarnos, purifica y ayuda a eliminar impurezas.

6.- Empecemos a disminuir el estrés e incluyamos 
rutinas de meditación y ejercicio. 

7.- Evitar grasas saturadas y colesterol, alimentos 
altos en grasa, refritos, comida rápida y chatarra.

8.- Evitar azúcar refinada proveniente de 
dulces, galletas, pasteles, refrescos, jugos industrializados.

¡Empecemos con pequeños cambios que nos ayuden a lograr increíbles resultados!

Por: Fernanda Encinas | Nutrióloga Vegana
[email protected]
 (664) 518 0689
Fernanda Encinas, Nutriologa
FernandaEncinasNut