NO. NO ESTOY hablando del Sistema de Ahorro para el Retiro. Por sus siglas en inglés, el SAR (Specific Absorption Rate), es la tasa de absorción específica o la forma de medir el rango en que el cuerpo humano absorbe la energía, cuando es expuesto a un campo electromagnético de radio frecuencia.

En Estados Unidos, todos los teléfonos celulares y algunos otros dispositivos electrónicos como los teléfonos inalámbricos de casa u oficina, deben cumplir con los estándares establecidos por la FCC (Federal Communicatios Commision), que supuestamente cumplen con las pruebas médicas y biológicas llevadas a cabo en laboratorios, donde según los expertos, daños a la salud pueden ocurrir por el uso de celulares.


Su resultado dependerá de la forma y
tamaño de la parte del cuerpo expuesta
a las radiaciones. La tasa de absorción
específica en smartphones se suele medir en
la cabeza, por ser la posición más habitual
al hablar.

Para aquellas personas que están interesadas en reducir su exposición a estas radiaciones, deben seguir las indicaciones que recomiendan algunos fabricantes de teléfonos móviles en los manuales del teléfono o en sus sitios de internet. Si es usted curioso, encontrará que la mayoría de ellos recomiendan utilizar el celular de 5 a 15 mm de distancia del cuerpo, cuando recibe o hace una llamada y recomiendan utilizar manos libre o speaker (altavoz).

Ante los indicios de posibles efectos negativos para la salud de estas radiaciones, y a pesar de estar lejos de ser concluyentes, muchos gobiernos han adoptado medidas e impuestos, como un límite máximo al SAR que los teléfonos pueden emitir, basándose en un principio de precaución completamente lógico. En la Unión Europea, este límite es de 2 W/Kg, promediados en 10 gramos de tejido, mientras que en Estados Unidos el SAR debe ser igual o inferior a 1,6 W/Kg por cada gramo de tejido.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer tiene catalogada la radiación de los teléfonos móviles en el grupo 2B, el tercero de los cinco grupos en los que sitúa los objetos de sus investigaciones. Esto etiqueta a las radiaciones como “posiblemente cancerígeno para los humanos”, no como “probablemente cancerígeno para los humanos” que sería el grupo 2A, ni como “cancerígeno para los humanos” el grupo 1. A pesar de lo alarmante que pueda sonar esta etiqueta, en esta misma categoría encontramos otras sustancias, como por ejemplo el café o en circunstancias como la carpintería o los que se llevan a cabo en una imprenta.

Aunque no hay estudios suficientes que demuestren de forma concluyente los efectos cancerígenos de las radiaciones producidas por el móvil, sí que hay los que parecen confirmar que las radiaciones de nuestro móvil tienen un cierto efecto sobre la calidad del esperma cuando se lleva el móvil en las bolsas del pantalón, o pequeñas variaciones en la actividad eléctrica del cerebro que pueden llevar a alteraciones del sueño.

En este grupo se incluyen agentes de los
que hay evidencia limitada o insuficiente
para categorizarla como cancerígeno,
pero para los que se requiere una mayor
investigación.

En México no existe legislación que regule y determine los niveles de emisiones electromagnéticas no ionizantes que son seguros para la población, por ello se suele “cumplir” con las recomendaciones y reglamentos internacionales como el SAR, aunque únicamente a manera de exhorto ya que su cumplimiento no es obligatorio.

Si quiere conocer el SAR de su móvil, puede buscarlo en la siguiente página en español: http://sarvalues.com/es/the-complete-sar-listfor-all-phones-europe/

Consulte la página de la FCC, en español:
https://www.fcc.gov/consumers/guides/sar-paratelefonos-celulares-lo-que-significa-para-usted

Por: Martín Chávez López
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