EL INVIERNO es la época perfecta para subir de peso. El frío, las fiestas y las vacaciones se combinan para crear un contexto en el que la comida y el sedentarismo propician un desajuste en la balanza energética, dándonos el pretexto perfecto para ingerir más calorías de las que estamos dispuestos a quemar. ¿Quién quiere caminar a la tienda si puede trasladarse en la comodidad de la calefacción del automóvil? ¿Quién quiere comer una ensalada de lechuga romana si puede servirse hasta dos porciones de pavo con puré de papa? ¿Quién quiere acompañar la cena con agua natural o mineral si puede brindar con ponche caliente o vino tinto? Y no se trata de satanizar las delicias culinarias del inverno se trata de tomar conciencia de nuestra balanza energética para cerrar el año así como los primeros meses que en nuestra región suele prevalecer el frio, sin remordimientos. Aunque no lo crean, el frío juega a nuestro favor si queremos conservar o disminuir nuestra grasa corporal. Para mantener la función de nuestras enzimas y otras proteínas fundamentales, nuestro cuerpo debe preservar una temperatura promedio de 36o Centígrados (96.8o grados Fahrenheit), sin importar el clima.

Si la temperatura ambiental es inferior a la temperatura corporal, se echarán a andar mecanismos para la retención o la generación de calor, como el cierre de los poros de la piel, el temblor de los músculos y la aceleración del metabolismo, que consumen calorías que generalmente provienen de nuestras reservas de grasa.

Además de moderar el uso de la calefacción, las chimeneas, los calentones, las cobijas, la ropa de invierno… es recomendable ingerir líquidos sin azúcar a temperatura ambiente, (o helados si se prefiere), para estimular estos mecanismos naturales de pérdida de calorías. Por supuesto, siempre es estratégico realizar actividad física en invierno. Y por actividad física no me refiero a extenuantes y heroicas rutinas de ejercicio con llantas de camión y aros de fuego, sino a pequeñas acciones que nos ayudan a mantener la balanza energética, como estacionar el auto lo más lejos posible durante la visita a centros comerciales o supermercados, subir y bajar escaleras convencionales en lugar de usar elevador o escaleras eléctricas, cargar las compras en la medida de lo posible en lugar de llevarlas en un carrito y aprovechar los días de descanso para limpiar la casa a conciencia y sacar del armario todas las prendas que no hayan sido utilizadas en el año.

El invierno es la conclusion de un ciclo, pero es tambien el arranque de uno nuevo.

Los hábitos de diciembre, serán probablemente los hábitos de enero, así que debemos mantenerlos saludables: desayunar mucho, comer moderado y cenar poco; consumir colaciones de semillas, frutas y verduras que quepan en nuestro puño; beber líquidos claros sin calorías; servir la comida en platos medianos a pequeños para propiciar la percepción de saciedad y sobre todo, convivir con la gente con la que deseamos convivir. Feliz año nuevo para todos.

Por: Dr. Octavio Villalobos
Dr. Octavio Villalobos
DR Fundación